MIS PLATOS DE OTOÑO.
“SOPAS CANAS”
Con la “toñá” rebrotan los pastos y con
ellos la fértil paridera de los rebaños. Con el alumbramiento también las ubres
colmadas de alimento. Llegaban las cabras golosas tras su pastoreo diario por
las sierras torniegas y acudían a las casas buscando el goloseo de un puñado de
cebada, después el ordeño, y de ahí, de ese ordeño de otoño, este plato de la
gastronomía pastoril y de subsistencia, y que tanto le gusta al gran Joaquín
Araujo. En casa de mis padres se hacían para la cena, también en casa de mi tía
Basilia, ella le ponía siempre una punta de pimentón mientras decía: “¡Alegría,
alegría…!”
INGREDIENTES
ELABORACIÓN
En una cazuela vertemos un chorro de
aceite, el suficiente para freír un dos o tres finas rebanadas de pan, que
reservaremos. Una vez fritas las rebanadas, retiramos el aceite dejando un
chorrito, donde freiremos el ajo, y cuando éste alcance un bonito color dorado
vertemos la leche, echamos la sal y damos un hervor. Es el momento de añadir
las rebanadas fritas y el pan hecho sopas. Sin duda estamos ante uno de los
platos más sorprendentes de la cocina de Extremadura y que resulta todo un
reconstituyente en las noches frías.
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