Es
Juan de la Encina ,
en el siglo XV, quien nos habla ya de
torrojas, y nos dice que se precisa miel y muchos huevos para facerlas. La primera de las recetas la
encontramos en 1607, año en que se imprime en Salamanca el libro de Domingo
Hernández de Maceras, que ejercía el oficio de cocinero en el Colegio Mayor
Oviedo de Salamanca.
Por lo tanto, fueron los colegiales del Oviedo, a buen
seguro, quienes primero disfrutarían este suculento y meloso manjar endulzado
con miel. http://www.youblisher.com/p/53772-Libro-del-Arte-de-Cozina-Domingo-Hernandez-de-Maceras-1607/
Un manjar que, llegada la Cuaresma ,
se convertía, ya de antiguo, en alimento reparador de vigilias eclesiales.
Hoy,
las torrijas siguen formando parte de nuestra cocina de Cuaresma, también de
nuestra memoria del goloseo, un goloseo que llegados estos días previos a la Pascua se urdía en nuestros
hogares, donde con mimo y delicadeza lo elaboraban nuestras madres, nuestras
abuelas. Es quizás por esto que nos sea tan difícil no acudir a su tentador
dulzor.
Las
hay de vino, de leche, perfumadas de limón, de canela, bañadas en almíbar, en
miel, en azúcar… En nuestro caso las hemos hecho empapadas en leche y bañadas
en azúcar y canela
Ingredientes
Las
cantidades dependen de las torrijas que queramos elaborar.
Pan puede ser especial para torrijas o pan corriente asentado de un par de días. Leche, huevo, canela en rama, canela molida y aceite de oliva virgen extra.
Elaboración
Infusionamos
la canela en rama en la leche, a la que habremos puesto azúcar. Una vez ya fría
la leche procedemos a empapar las rebanadas de pan. A continuación, las pasamos
por el huevo y las ponemos en la sartén con el aceite muy caliente. Cuando
estén doradas, las retiramos y las colocamos en una bandeja sobre papel
absorbente para evitar exceso de aceite. Para terminar, bañamos las torrijas en
el azúcar que hemos mezclado con la canela en polvo.
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