EL MAQUINISTA
DEL LUSITANIA EXPRES
Siete fueron las
criaturas que trajo al mundo Severa Rever, cada una de ellas con su nombre bien
diferenciado, no así los apellidos, ya que tan solo Severita, la primogénita, que
había nacido de su matrimonio con el difunto Pascual Custodio, poseía el
apellido del padre muerto, el resto había venido al mundo, según decía Severa
Rever, en algún descuido con alguno de los pupilos de la pensión que regentaba en
el madrileño barrio de Atocha y sus apellidos eran los Rever Oncina, los
apellidos de Severa. En la pensión Rever, el menú se sabía de semana en semana,
de mes en mes y hasta de año en año. Los lunes, sopa de picadillo y pescado
rebozado; los martes, lentejas con chorizo y oreja; los miércoles, sopa de
arroz y filetes de cerdo empanados; los jueves, macarrones con tomate y
bacaladilla; los viernes, si era Cuaresma, potaje, y si no cocido completo; los
sábados, arroz con pollo y los domingos, patatas con carne. Solo llegada la Pascua Florida se rompía la
rutina en los fogones de la
Rever. El domingo de Pascua, capón, que llegaba puntualmente
por la Pascua Florida
desde la aldea de su difunto esposo. Después, y ya pasada la Pascua , un día cualquiera, a
la mesa llegaban unas untuosas y crujientes croquetas, según me cuenta Gonzalo
Murania, pupilo de la Rever
en sus años de universitario. Me dice también Gonzalo cómo un día su patrona, mientras
elaboraba esas croquetas de capón, se entregó a uno de esos que ella decía “descuidos”,
fue con un maquinista del nocturno Lusitania Express, que hacía la ruta Madrid-Lisboa.
Era una tarde, comenta Gonzalo, en la que ya se anunciaba la primavera, cuando el
maquinista entró en la cocina de la
Rever buscando la tartera que siempre le acompañaba en sus
recorridos, cuando se topó con Severa Rever, una Severa Rever que vestía una
holgada bata blanca a medio abrochar, lo que dejaba asomar la insinuante voluptuosidad
de unos senos generosos, que encendieron de pasión la mirada del maquinista. Aquel
animal, prosigue Gonzalo, la tomó entre sus brazos alzándola hasta alcanzar la
mesa donde hasta hacía un instante Severa Rever enharinaba unas croquetas de
capón. “¡Frank, Frank, cabrón, más fuerte, más fuerte, Frank…!” De su memoria, de
la memoria de Gonzalo Murania, estas croquetas de hoy.
CROQUETAS DE
SOBRAS
INGREDIENTES
Sobras que pueden ser de cocido, de pollo, de gallina, de capón…, 100 g . de jamón picado muy
fino, 1 l . de leche, 4 huevos -dos
cocidos y dos crudos para el rebozado-, 1 cucharada de mantequilla, 100 g . de harina, 100 g . de pan rallado, 1 dl . de aceite de oliva
Virgen Extra, ralladura de nuez moscada y sal.
ELABORACIÓN
El proceso se comienza haciendo una salsa bechamel -mantequilla, Maizena
y leche-. Perfumamos la salsa con una mezcla de pimientas y con un toque de
nuez moscada, la hacemos a fuego suave y removiendo constantemente.
Una vez que la salsa tiene el punto de textura deseado, le añadimos la
mezcla de las sobras y el huevo cocido que, previamente, hemos triturado en
batidora. Añadimos también el jamón picado muy fino, este sin pasar por la
batidora.
Llegados a este punto dejamos reposar la masa un par de horas. Pasadas
las dos horas ya podemos elaborar las croquetas. Una vez dadas la forma pasamos
por harina, huevo y pan rallado, quedando listas para freír.